Los hámsteres pueden tenerse en casa alojados en jaulas y terrarios,
ambos adquiribles en tiendas de animales. Las jaulas son más fáciles de
trasladar, el animal puede usar sus barrotes para escalar y
ejercitarse, y suelen tener una puerta frontal muy útil para las tareas
de limpieza y mantenimiento. Por otra parte, los terrarios evitan que
puedan caer heces y desechos fuera, permiten una mejor visión del
hámster en su ambiente, y forman un conjunto interior más tranquilo y
protegido para el animal. En general, los terrarios son más adecuados
para los hámsteres enanos, que son más sensibles a los entornos
intranquilos, y que de otra forma necesitarían jaulas con un espacio muy
estrecho entre los barrotes para evitar que escapasen entre los mismos.
Los hámsteres de tamaño medio, como el dorado, disfrutan mucho trepando
por los barrotes. Desgraciadamente, también les encanta mordisquearlos,
lo cual, combinado con sus hábitos nocturnos, puede ser muy molesto
para sus dueños. La escalada además supone un riesgo para el hámster,
que puede pillarse una pata en los barrotes y rompérsela. Por otro lado,
una jaula (que siempre debe tener tanto barrotes verticales como
horizontales) está más abierta al ambiente exterior, lo cual puede ser
preferible para estos animales y su naturaleza curiosa.
A pesar del pequeño tamaño de los hámsteres, un alojamiento adecuado
debería tener siempre una superficie de por lo menos 30 x 60 cm, y un
techo resistente, ya que son escaladores sorprendentemente buenos. Las
cajas y terrarios cerrados no deben ser más altos que anchos, para
permitir una adecuada circulación del aire
No hay comentarios:
Publicar un comentario